jueves, 9 de octubre de 2008

La inspiración en el cante

Antes de nada, o de todo, quisiera anunciar a modo de presentación, que en este blog de flamenco que hoy estreno muy gustosamente, vertiré opiniones muy personales acerca de muchos aspectos de este arte centenario. El flamenco es una de mis grandes pasiones, y es esta afición tan inmensa, la que me trae por los espacios cibernéticos , tan de moda y a la vez tan necesarios en los tiempos que corren.

Empezaré hablándoles de la inspiración en el cante. Para mí, la inspiración es el hilo conductor de la genialidad. Son como dos hermanas gemelas que nunca aparecen la una sin la otra. Cuando un cantaor está inspirado, es capaz de transmitir con su cante todo un enclave de sentimientos y vivencias. Son los momentos que hacen más grande, si cabe, el arte flamenco. Lo mismo ocurre en sus otras dos vertientes, el toque y el baile. También están los "toreros de inspiración". El gran Curro Romero o Rafael de Paula son claros poseedores de esta "cualidad", abstracta, pero que se deja sentir y de qué manera. Es un pellizquito en la barriga que remueve todos los sentidos hasta llegar al alma…

La inspiración aparece, casi siempre, y cada vez menos, en presencia de unos pocos privilegiados. Cuando el cantaor se siente a gusto, entre amigos. Entonces el duende desciende sobre él llevando al cante a un éxtasis de pureza. Es el cante jondo, el de verdad. Decía el maestro Juan Talega; "el cante bueno duele, no alegra, sino duele…" Y lo hacía refiriéndose a uno de los más grandes cantaores de la historia: Manuel Torre. Sinceramente pienso que el cante actual carece de todo eso. No es lo mismo un cante por seguiriyas de Manuel Torre, donde se sienten los ecos del dolor, que ese mismo cante en boca de cualquier cantaor de ahora. Y es que señores, las vivencias de uno y otro no tienen nada que ver.

Manuel Torre, Manolo Caracol, Terremoto de Jerez, Luis de la Pica, el propio Paco Toronjo. Todos ellos cantaores con una gran personalidad. Cantaores con duende que han dejado una huella imborrable en la historia del flamenco. En la actualidad quedan algunos artistas de inspiración, como pudiera ser El Torta y algunos otros de los que ya iré hablando en próximas entregas al igual que de los anteriores.

Seguramente Dios creara el mundo en un momento de inspiración…



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Flamenco Universal

El guitarrista Ricardo Miño y la bailaora Pepa Montes se proponen atraer al "duende" por bulerías en su espectáculo "Flamenco Universal", que se estrenará el próximo lunes en el Teatro Lope de Vega con motivo de la XV Bienal de Flamenco de Sevilla.

La bailaora Pepa Montes, durante la presentación de su espectáculo "Flamenco Universal", dentro de XV Bienal de Flamenco de Sevilla.
El "duende" se reencarna en este caso en un violín, que de la mano de Bruno Axel va buscando a la bailaora, primero con notas de Bach, aunque no logra la complicidad hasta que surge el flamenco, el toque por bulerías de la guitarra de Ricardo Miño.
El espectáculo, con una duración de 90 minutos, comienza con un nacimiento, el más auténtico, pues es el latido del corazón, el "primer compás que escuchamos", ha destacado Pepa Montes en la conferencia de prensa de presentación del espectáculo, en la que se ha confesado "orgullosa de ser flamenca" en un momento en el que este arte es "admirado en el mundo entero".
La bailaora ha defendido las raíces del flamenco aún reconociendo su constante evolución, que dice admirar y disfrutar, pero "yo defiendo lo mío para poder transmitir", ha subrayado.
Como artista invitado, en este espectáculo actuará al piano Pedro Ricardo Miño, hijo de Pepa y Ricardo, y la ficha artística se completa con Vicente Gelo y Sebastián Cruz, al cante; Abel Harana y Jesús Ortega, al baile; Bruno Axel, con el violín; Juan Ruiz y David Chupete, en la percusión, y Paco Vargas, a la guitarra.
"Flamenco Universal" pone de manifiesto la superación de todas las barreras y prejuicios con las que se topado el flamenco a lo largo de su historia, y lo hace mediante la danza de una bailaora que ha mantenido su estilo artístico a lo largo de toda su carrera.
El vestuario del espectáculo, diseñado por Raquel Urbano, incluye dos batas de cola cuyas telas han sido regaladas por Matilde Coral a Pepa Montes y, entre otras curiosidades, también van a sacar una chaquetilla de "El Mimbre".
En el espectáculo se estrenará una farruca dedicada al "maestro" Antonio Gades, que Miño compuso hace algunos años aunque nunca se había bailado, según ha revelado el guitarrista que, junto a Pepa Montes, es uno de los artistas que más veces ha estado en la Bienal de Flamenco de Sevilla, una cita a la que sólo han faltado dos veces por encontrarse de gira.
Frente al clasicismo de Pepa Montes y Ricardo Miño, en "Paso para dos", que se estrenará mañana domingo en el Teatro Central, las gaditanas Rosario Toledo y Ana Salazar, amigas del alma, pondrán en escena un espectáculo en el que se entremezclan el flamenco y el jazz.
Bailaora de referencia aunque no encabece grandes carteles, Rosario Toledo quiere mostrar mañana en el escenario todo lo que ha aprendido con el equipo de esta obra, que le ha hecho "madurar", según ha confesado emocionada en conferencia de prensa.
Por su parte, Ana Salazar ha explicado que "Paso para dos" es el resultado de muchos años de convivencia de las dos protagonistas, es la historia de una amistad a través de la música, que se expresa por alegrías y soleás, pero que también tiene momentos jazzísticos.
Y es que la dirección musical corre a cargo de Guillermo Mcgill, que procede del jazz y que ha realizado un trabajo que le ha resultado "muy grato" aunque no ha ocultado su dificultad, ya que había que reflejar una realidad intangible, el recorrido de una amistad.

Retratos contemporáneos de un arte milenario

El fotógrafo colombiano Ruven Afanador muestra en la Avenida de la Constitución los vanguardistas posados de las mujeres flamencas que protagonizan 'Mil besos'. El primer plano de Pepa Vargas Torres contrasta con los moños postizos ideados por el estilista Manolo Cortés. Ante el transgresor desnudo captado por Afanador. Rosario Montoya Manzano, Farruca, en la Plaza de San Francisco, y María del Mar Moreno en la Puerta de Jerez son las dos modelos que sirven de pórtico y despedida a la exposición Mil besos, de Ruven Afanador, uno de los hitos creativos más ambiciosos de esta decimoquinta Bienal de Flamenco. Sesenta y cuatro impactantes imágenes en blanco y negro se alzan desde ayer y hasta el 15 de octubre en la Avenida de la Constitución para solaz de paseantes y usuarios de taxis y tranvías. Es el resultado del impresionante trabajo de producción y realización que ha llevado a cabo el fotógrafo colombiano afincado en Nueva York Ruven Afanador, autor asimismo del cartel de la actual edición de la Bienal, junto a un entregado equipo de maquilladores, peluqueros, estilistas y sastres.

Las modelos de excepción, vestidas con lujuriosos diseños de Galliano, Gucci, Prada, Gaultier, Moschino o Dolce&Gabbana son algunas de las más raciales y personales flamencas andaluzas, mujeres de Triana, del barrio de Santiago o de la Peña del Niño José de Paula en Jerez, amigas de la inolvidable Lola Flores, escuelas flamencas como las de La Farruca o Alicia Márquez... Todas ellas rezuman individualidad representadas como divas de la ópera, como diosas mediterráneas, como trágicos coros griegos, con los rostros cubiertos con el negro petróleo o ahumado de una pintura "que rehuía la perfección para expresar su fuerza interior, sus vidas apasionadas", señala Anabel Beato, maquilladora de este proyecto y flamante premio de la última edición del Festival de Cine de Málaga por su trabajo en la película 3 días.

Todas estas atractivas imágenes, inéditas, hipnóticas, provocativas con su aire de cabaret expresionista, las ha logrado un Ruven Afanador "envolvente y seductor", "bellísima persona", "con mucho ange", según le definía ayer la corte de modelos y grandes artistas que le rodeó y hasta jaleó por palmas en el recorrido inaugural de la muestra en la Avenida de la Constitución. Un cortejo donde no faltaron primeras figuras del baile, como Matilde Coral y Cristina Hoyos, del cante, como Esperanza Fernández, acompañada de varios miembros de su clan materno, los Vargas, entre casi 500 personas más.

Esta visión distinta, decadente y atrevida formará parte de los fondos del Centro Andaluz de la Fotografía, cuyo director, Pablo Juliá, la exhibirá en otras plazas como Jerez, de donde son también muchas de las modelos. Y es que esta localidad gaditana, Carmona, El Cuervo y El Palmar de Troya han sido los escenarios donde Afanador, luchando contra el intenso calor, realizó sus caprichosas e imaginativas sesiones en el verano de 2007 hasta lograr esta faz "manipulada por mi imaginación" de la mujer flamenca, según destacó ayer.

Las fotografías, de dos metros y medio de alto por metro y medio de ancho, constituyen "una feria visual en torno a la estética del flamenco. El estilismo ha sido minucioso y su autor ha sabido convertir a las artistas en modelos de tronío", destacó en la presentación de la muestra la consejera de Cultura, Rosa Torres. Allí se refirió, además, a la ingente cantidad de referencias de la Historia del Arte que Afanador ha manejado. "Se ha inspirado en Goya, en el arte barroco, en Botero, en Frida Kahlo y los muralistas mexicanos, en el neorrealismo italiano y, por supuesto, en el expresionismo alemán", señaló con placer Torres, que subrayó que "hasta ahora la representación del flamenco se ha hecho de un modo costumbrista y tópico, primando lo documental. Ruven, en cambio, ha querido vincular a una imagen contemporánea este arte milenario".

El autor de las imágenes, que las mostrará el año que viene en dos salas de Nueva York, donde reside, glosó las risas, quejas, recuerdos, cantos hipnóticos y memorias que sus modelos le regalaron en los encuentros, a menudo bajo un sol asfixiante, como ocurrió en El Palmar, donde las sesiones tuvieron lugar en una cantera de cal. Pese a ello llegaron a ser muy intensos, como prueban las cuatro horas de trabajo que Ruven dedicó a Eva Yerbabuena, tan irreconocible con los peinados nada convencionales ideados por el creativo Manolo Cortés. O las prolongadas tomas a Concha Vargas, la Farruca, Isabel Bayón -que aparece besándose en un espejo- e inclusive Yolanda Heredia, la imagen de la Bienal.

Muy rotundas fueron también sus miradas a la Salvaora y la Majuma, mujeres de la Peña del Niño José de Paula, ancestrales herederas de un arte ritual que él ha travestido con moños y postizos de un metro de alto, sombras de ojos angustiosas, abanicos gigantescos y muchísimo talento.